Lanzada por primera vez en la década de 1950, la colección Royal nació para destacar las grandes fortalezas de la marca. Como su antecesora, esta nueva línea deportiva de Tudor, estrenada con un brazalete integrado, bisel con muescas y movimiento automático, resulta versátil y elegante, pero sobre todo de gran calidad y precio asequible.
Diseñada para hombres y mujeres y situada a medio camino entre lo clásico y deportivo, la familia Royal se presenta en cajas de acero inoxidable, o de la combinación de éste con oro amarillo de 18 quilates. Además, está disponible en cuatro tallas (41, 38, 34 y 28 mm) y nueve tipos distintos de esferas con números romanos o la combinación de estos con índices de diamantes.
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Fiel al legado y la promesa de Hans Wildorf de ofrecer los mejores relojes al mejor precio posible, los nuevos modelos Royal se han creado a partir de un bloque de acero inoxidable 316L, uno de los materiales más resistentes de su clase. Asimismo, su construcción -en concordancia con el lema Born to dare-permite desafiar todas las condiciones. Así pues, la caja con corona y parte trasera enroscada garantiza una hermeticidad de hasta 1oo metros de profundidad.
Lo mismo sucede con su mecánica, pues el calibre automático 2834, con reserva de marcha aproximada de 38 horas y función de fecha, se ha decorado finamente y ha probado su funcionamiento bajo los más altos estándares de la industria. Por tal motivo y desde el 1 de enero de este año, todos los relojes Tudor ofrecen garantía de cinco años. Por último, pero para nada menos importante, está el nuevo brazalete integrado, el cual otorga una gran fluidez a la pieza. Éste se caracteriza por incorporar tres remaches anchos satinados, intercalados con dos elementos pulidos.