Para beneplácito de los amantes de la relojería para submarinismo, Tudor estrena su popular modelo Black Bay Fifty-Eight en una caja y brazalete de bronce, vestida con colores marrones a tono en la esfera y el bisel.
Presentado en un diámetro de 39 milímetros, este Black Bay de “metal vivo” hace un guiño a los bronces de los antiguos barcos y otros equipos de submarinismo, pero también hace gala de las emblemáticas proporciones de los primeros relojes Tudor de submarinismo de la segunda mitad de la década de 1950, sobre todo de la célebre referencia 7924 (1958), mejor conocida como “Big Crown”, y el primer reloj de la marca con hermeticidad hasta 200 metros.
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Pese a que la firma lleva años experimentando con el bronce, una aleación cuyo atractivo radica en la pátina que desarrollará con el paso de los años, esta es la primera vez que Tudor se aventura a llevarle hasta el brazalete. Este último se introduce con el sistema de ajuste “T-fit”para adaptar el largo, que no requiere herramientas y ofrece cinco posiciones. Además, se incluye una correa textil elaborada en telares Jacquard del siglo XIX, que también rinde homenaje al pasado naval de la manufactura.
En su dimensión mecánica, el nuevo Black Bay Fifty-Eight Bronze Boutique Edition está acoplado con el movimiento MT5400 de manufactura propia, carga automática y reserva de marcha de 70 horas. Está certificado por el Control Oficial Suizo de Cronómetros (COSC) y cuenta con cinco años de garantía.
