Con la técnica al servicio de la belleza y enarbolando siempre la creatividad, Piaget ha creado iconos de la relojería como el modelo Altiplano. El emblemático y esbelto reloj, creado en el año 1998, hoy recibe por primera vez la complicación de fases lunares. Y lo hace, claro, de la manera más especial y memorable posible.
Compuesta por cuatro relojes, la edición Métiers d’art Altiplano Moonphase reúne más de dos años de desarrollo para las esferas, en las cuales participa la famosa maestra del esmalte, Anita Porchet. Enmarcadas por cajas de oro rosa y blanco de 36 milímetros, las esferas presumen, en su mitad superior, representaciones de constelaciones chinas, creadas con piedras preciosas y pequeños puntos blancos de esmalte.
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Cada guardián estelar, que representa un punto cardinal y está asociado con una de las cuatro estaciones y elementos, aparece sutilmente al caer la noche. El Dragón Azul representa el este y está asociado con la primavera y la madera; el pájaro rojo, que representa el sur, está cerca del verano y el fuego. Por su parte, el tigre blanco, que mira hacia el oeste, se relaciona con el otoño y el metal, mientras que la tortuga negra (para el norte) se asocia con el invierno y el agua.
Por supuesto, la maestría de Piaget también se hace presente en la mitad inferior de la esfera, con rayos de luna de diamantes, zafiros o granates. Al centro de esta bella composición se ubica la protagonista de esta edición, la indicación de las fases lunares, justo por encima del logotipo de la marca, y en un abertura circular con media circunferencia engastada de diamantes.
El trabajo de engaste, con distintos cortes de diamantes, se extiende hasta el bisel, las asas de la caja y la corona.